11 de diciembre de 2017

the square



Título original: The Square
Año: 2017
País:  Suecia
Dirección:  Ruben Östlund 
Guion: Ruben Östlund
Fotografía:  Fredrik Wenzel
Reparto Claes Bang,  Elisabeth Moss,  Dominic West,  Terry Notary,  Christopher Læssø,  Marina Schiptjenko,  Elijandro Edouard,  Daniel Hallberg,  Martin Sööder,  Linda Anborg,  Emelie Beckius,  Peter Diaz,  Sarah Giercksky,  Jan Lindwall








Partiendo del robo de una cartera como algo en principio inocuo, Ruben Östlund nos va abofeteando la conciencia con pequeños detalles de la vida cotidiana.

Prejuicios, pasividad ante las injusticias, falta de compromiso, desconfianza en la humanidad, todas esas situaciones que nos ocurren todos los días y que preferimos pasar de puntillas  para no incomodarnos en exceso.

De trasfondo, el engaño del arte contemporáneo: el protagonista, director creativo de un museo, presionado por una periodista para que explique unas declaraciones incomprensibles, acaba diciendo que cualquier cosa que se ponga en un museo, queda definida como arte.

Es una película que lanza los planteamientos a los espectadores para que hagamos algo con ellos, no hay un posicionamiento claro, no pretende dar lecciones de moral, sino que recopila situaciones y las une en una trama, para mi gusto, muy frágil, solo para provocar.

Y desde luego que consigue la provocación, algunas situaciones son muy inquietantes,  tanto que queremos verlas terminar lo antes posible.

Algunas escenas se presentan con cierto surrealismo, el director del museo aparece con un bebé en brazos en una reunión, la periodista tiene un chimpancé en casa, el cocinero de una cena llama al orden para que le escuchen en qué consiste el menú y cuando se pierden las hijas del protagonista, pide a un mendigo que le cuide las bolsas mientras las busca.

En medio de toda esa realidad incómoda, es un video de YouTube poco correcto lo que fuerza a dimitir al protagonista, parece que estamos en un momento en que nos importa más la corrección en los contenidos de las redes sociales, que la realidad por muy injusta que sea.

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Nos hemos encontrado con una historia , que te deja pensando al salir del cine, que da pie a, por lo menos, varias reflexiones.

Aunque se me quedaron grabadas varias historias mal acabadas, o mal conducidas, la trama principal creo que es un acierto que te deja un buen regusto.

Habla de dos cuestiones bastante dadas a la controversia, la primera referida a los límites del arte,  de entrada se nos recibe con una absurda exposición de montículos de gravilla, que en cierto momento se verá modificada por un limpiador, y sin complejos vuelta a reconstruir. O una perfomance que no se sabe si se le va de las manos al creador o al protagonista, para mí una de las tramas fallidas, para demostrar tanto la insolidaridad como el pánico.

La otra cuestión, quizá la principal, es la de la confianza en el prójimo. El protagonista, tras sufrir un atraco, en una actuación poco creíble, en lugar de avisar a la policía decide actuar por su cuenta, dando lugar eso sí, a una hilarante recuperación de lo robado, encontrando, sin embargo, más problemas añadidos. Aquí surge otro asunto que para mí cojea, que no es otro que el de un niño con lenguaje y maneras de adulto, que le recrimina su actuación.
Sobrevuela por toda la peli la cuestión de la confianza en los demás, especialmente entre distintas clases sociales, en un país como Suecia en el que seguramente estará bastante cuidada la cuestión de ayudas sociales y demás, pero donde sigue habiendo conflicto entre los desfavorecidos y los pudientes.

En resumen agradable de ver, aunque pelin larga, y de las que dejan poso para la reflexión.





















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